La tierra de Leonardo Da Vinci

Roma, la Ciudad Eterna, una ciudad por donde los siglos no han pasado, y por donde no resulta difícil imaginarse en otras épocas pasadas. La que fuese otrora capital del mundo, es hoy una ciudad que no ha perdido ni un ápice de su encanto clásico, una Roma donde tras cada esquina nos espera algo distinto y sorprendente, un arco de triunfo, una columna conmemorativa o los restos de un antiguo templo, y todo ello en el marco de una gran ciudad, moderna y única en sí misma: Roma

Cualquier época es buena para visitar Roma, ya que las condiciones climatológicas no son especialmente adversas en invierno, ni tampoco sus veranos son de un calor insoportable. Vayamos cuando vayamos lo que es seguro es que no perderemos la oportunidad de tirar una moneda en la Fontana de Trevi con la esperanza de que, como dice la leyenda, todo el que tira una moneda en la Fontana acaba volviendo a esta ciudad. Y es que Roma enamora, Roma engancha de tal forma que muchos de los turistas que recibe son asiduos de esta ciudad y no pierden la menor oportunidad de volver a esta mágica ciudad.

Sin duda la forma más cómoda de viajar a Roma es en avión, llegando al aeropuerto de Roma, el aeropuerto Leonardo Da Vinci, más conocido como Fiumicino, situado a 32 kilómetros de Roma, y conectado con la ciudad a través de trenes que conectan el aeropuerto con la Estación Terminal de Roma en tan solo 35 minutos.
Como es lógico, a Roma viajan un gran número de compañías aereas, por lo que no resulta complicado encontrar una buena tarifa para viajar a Roma.

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